Las uñas de la ira.
¿A que os resulta familiar esta imagen?
Diariamente vemos a gente de todas las edades mordiéndose las uñas, la mayoría de las veces cuando les pregunto desde cuándo hacen esto, me dicen que desde que son niños, por eso hoy nos centramos en los niños que se muerden las uñas.
Las uñas o garras en el reino animal sirven para atacar y/o defenderse de un depredador, es decir, su función es el ataque/defensa.
Morderse las uñas significa que no puedo defenderme de mi agresor, ni lo puedo atacar. No me lo permito. Ello llevará a experimentar una cólera que será reprimida, y cuando se trata de los más pequeños de la casa, esa cólera es hacia sus padres. Sienten esa ira… pero no pueden manifestarla, se sienten enfadados con ellos y no lo expresan, no se lo permiten porque quieren a sus padres. Quieren ser queridos y aceptados, y no contemplan hacer algo que les lleve a perder ese amor paterno/materno. En un intento de frenar esa agresividad, el niño, simbólicamente, se come a sí mismo.
Las razones del origen de esta cólera pueden ser varias:
El niño no se siente querido por su familia.
El niño no se siente tenido en cuenta por sus padres. En ambos casos se siente frustrado: por mucho que lo intenta no consigue ese amor deseado.
El niño tiene padres muy controladores y que están encima de él todo el tiempo y le quitan libertad. El niño está siendo castrado de alguna manera.
Lo primero que tenemos que averiguar es desde cuándo existe esta conducta. Qué ocurrió en esos momentos, cuál era el contexto emocional de esa situación en la que el niño sintió rabia y no la expresó. El origen es algún hecho o circunstancia que le produjo una fuerte emoción. O puede no ser una única situación problemática desencadenante, sino pequeños acontecimientos de baja intensidad, que a modo de gota a gota han hecho que al final el pequeño se desborde emocionalmente. El niño aguanta y aguanta, pero llega un momento en el que se ve superado por la rabia, su cerebro lo codifica en su cuerpo, como una manera de dar salida a esa fuerte emoción y así, surge la conducta de morderse las uñas.
Mi recomendación principal, y sin hablar de ningún caso en particular, es decir a los padres que sean menos controladores, que confíen en el niño y que lo dejen expresarse sin juzgarlo. Que le permitan a éste, un ejercicio de autoexpresión de sus emociones, que le será muy útil en su vida futura.
Vero.