Carta de Navidad a mis hijas
Llegan las navidades y empezamos a pensar en regalos, reuniones, cenas, compromisos, lo típico de estas fiestas. Y vuelvo a decir: regalos. Pasamos mucho tiempo comprando cosas para la gente que nos rodea y sobre todo para la familia. Cosas que se rompen, que se gastan y se pierden.
Por eso yo, este año, además de regalos, quiero darles a mis hijas Pau y Luna, esta carta donde les doy cosas intangibles, pero que valen más que el objeto más caro del mundo.
Queridas hijas mías:
Porque soy vuestro ejemplo de persona, madre, mujer, amiga, compañera, socia, esposa, trabajadora, quiero prometerles que me esforzaré cada día por:
Quererme y respetarme por sobre todas las cosas, porque solo así lograré que los demás me quieran y respeten.
Decir que SÍ solo cuando realmente quiera decirlo, sin miedo a decir NO cuando haga falta y a pesar de lo que diga y piensen los demás.
No engañar, porque siempre hay un precio que pagar por cada engaño.
Tratar con cariño, amabilidad y respeto a las personas que me rodean, a pesar de ellos mismos, del cansancio, de las circunstancias y de cómo me haya ido el día.
No juzgar a los demás, teniendo presente en todo momento que cada uno es uno y sus circunstancias y que es muy fácil opinar cuando las cosas les suceden a los otros.
Mirar la vida con mirada de niño con inocencia y alegría, cuidando mi niña interior que a veces llora y espera consuelo y amor. Si quieres saber más sobre tu niño interior, nos vemos aquí.
No mentir, aunque a veces sea la salida más fácil, rápida y aparentemente, indolora.
Ser coherente en todo momento conmigo misma y hacer y decir lo que de verdad pienso y siento.
Dar sin esperar algo a cambio, por el simple hecho de ser generosa y cuando reciba algo agradecerlo sinceramente.
Levantarme cada vez que me caigo y agradecer esa caída porque a través de ella aprenderé y creceré como persona.
Reírme de todo o de nada, porque la risa es maravillosa y nos hace sentir más guapas y plenas.
Amar a los que me rodean: mi familia, mis amigas, mi compañero de viaje vital, mi trabajo, porque eso me hace sentir abundante.
Ser agradecida con la vida en general y con cada pequeña cosa que vivo. Aprende más sobre el agradecimiento en este artículo.
Y finalmente, estar siempre presente, lejos o cerca de vosotras, donde quiera que estéis, con mi amor incondicional de madre y persona que agradece el estar viva y que me hayáis elegido a mí como madre para ser el espejo en el que os miráis.
Eternamente agradecida por enseñarme todos los días a ser mejor persona.
Vero.