El lado bueno de cometer errores
Porque hasta cometer errores tiene un lado bueno y, si no me crees, te invito a seguir leyendo.
Tendemos a no ver el lado positivo de nuestros errores. Se nos enseña desde que somos pequeños que no hay que equivocarse. Incluso a veces nos incitan a buscar que las cosas sean siempre perfectas.
En el cole nos castigan cada vez que cometemos un error. Por miedo a equivocarnos ¿el resultado? Ya no salimos de la zona de confort y perdemos nuestra creatividad.
¿A qué le llamamos error?
Decimos que es un error cuando una actividad no sale como queríamos o como nos habían indicado. Esto puede suceder por distintas razones; por un despiste, por falta de cuidado, por desconocimiento.
También por seguir una secuencia equivocada al realizar una tarea. Por eso es tan fácil equivocarse. Pero no estoy hablando de que todo vale y da igual.
Y tampoco tenemos que crear una aversión al error. Cuando nos equivocamos, no hay que esconderlo debajo de la alfombra ni buscar culpables.
Prueba a tomártelo como una oportunidad para reflexionar y aprender del error. Así lo convertirás en una lección para que las cosas te salga mejor en el futuro.
No lo veas como un error sino como una oportunidad
De verdad que los errores tienen un lado positivo y oportunidades escondidas insospechadas.
Nos abren la mente. Cuando admites un error empiezas a reflexionar, lo cual es maravilloso, así aprendes y cambias. Al cambiar de registro, se abren nuevas oportunidades; muchas cosas que parecían imposibles se transforman en posibles.
Informar de un error o tomar nota de él es el primer paso para crear un nuevo estado mental y un nuevo mapa organizacional.
Los errores pueden llevarnos a innovar. Hay muchísimos ejemplos de esto: la penicilina, el marcapasos, las notas post-it, las galletas con trocitos de chocolate… Todos fueron creados por error. Los errores no son más que experiencias.
Los errores nos protegen de la arrogancia. Los errores nos dicen que somos seres humanos falibles y esto nos previene contra la arrogancia. Muchas veces nos ayudan a contener nuestros egos.
Nos sacan de nuestra zona de confort. Cuando te equivocas tiendes a pesar en lo que la gente pesará de ti, en su reprobación. En realidad, creo que sucede algo bonito y que los demás nos perdonan las cosas con más facilidad de lo que creías. La gente no está centrada en ti, tiene sus propios problemas y se preocupa más por vivir su vida.
No es el fin del mundo ni nada que se le parezca. Al contrario, nos hace que estemos más dispuestos a intentar nuevas soluciones, nuevos caminos.
Así que: gracias errores por hacerme más sabia.
Buen día. Buena vida.
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