Las máscaras que nos colocamos
Dice Lise Bourbeau que existen 5 heridas del alma o de la niñez y que en estas heridas pueden resumirse todos los sufrimientos del ser humano. Estas 5 heridas son: el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia.
Por eso, para ocultar nuestras heridas a nosotros mismos y a los demás, nos colocamos máscaras. Más concretamente, máscaras que nos protegen.
Así, la importancia de la máscara se crea en función de la herida que se quiere ocultar. Y cada máscara representa a un tipo de persona, con un carácter que le es propio. Y es que, según la máscara usada, se desarrollan ciertas creencias que influyen en la actitud y en el comportamiento de la persona.
Solo nos ponemos la máscara cuando intentamos protegernos.
A cada herida le corresponde una determinada máscara
Paso a contarte un poco sobre esto para que sepas identificar cuándo te colocas la máscara para protegerte o cuándo es otra persona la que la lleva.
El rechazo
Cuando se activa tu herida de rechazo, te colocas la máscara de huidizo. Dicha máscara te incita a huir de la situación o de la persona que crees que es la causa del rechazo. Todo por temor a sentir pánico o sentirte impotente.
Esta máscara también puede hacer que te hagas lo más invisible posible, te retraigas hacia tu interior y no digas o hagas algo que pueda provocar que el otro te rechace aún más. Te crees que no eres lo suficientemente importante como para ocupar el lugar que te corresponde o que no tienes el derecho de existir tanto como los demás.
El abandono
Cuando se activa tu herida de abandono, te colocas la máscara de dependiente. Esta te hace ser como un niño pequeño que tiene necesidad de atención y la busca llorando, quejándose o siendo sumiso ante lo que sucede. Esto es porque no crees poder lograrlo por ti mismo.
Esta máscara te incita a hacer cosas para evitar que te dejen o para recibir más atención. Puede incluso convencerte para que te enfermes o seas víctima de algo para obtener el apoyo que buscas.
La humillación
Cuando la herida de humillación se activa, te colocas la máscara de masoquista, que te hace olvidar tus necesidades para no pensar sino en las de los demás. El objetivo es transformarte en una buena persona, generosa, siempre dispuesta a prestar tus servicios incluso más allá de tus límites.
También te las ingenias para cargar con las responsabilidades y compromisos de quienes parecen tener dificultades para realizar lo que deben ¡antes de que te lo pidan! Haces todo lo posible por ser útil sobre todo para no sentirte humillado ni rebajado.
Además te las arreglas para no ser libre, a pesar de que esto es lo más importante para ti. Cada vez que tus actos están motivados por el temor de sentir vergüenza o humillación, es que llevas puesta la máscara de masoquista.
La traición
Cuando vives la herida de traición, te colocas la máscara de controlador, que te vuelve desconfiado, escéptico, defensivo, autoritario. Haces todo lo posible por demostrar que eres una persona fuerte y que no te dejas llevar y manejar fácilmente.
Sobre todo, intentas mostrar que no permites que los demás decidan por ti. Esta máscara te obliga a hacer todo lo posible para evitar perder tu reputación hasta el punto de mentir. Olvidas tus necesidades y echas mano de lo que haga falta para que los otros piensen que eres una persona de fiar.
Proyectas una imagen de persona segura de sí misma, aunque no se corresponda con la realidad y dudes de tus decisiones o actos.
La injusticia
Cuando se activa tu herida de injusticia, te colocas la máscara de rígido, que hace de ti una persona fría, brusca, seca al nivel de tu tono muscular y tus movimientos. Tu cuerpo y tu actitud se vuelven cortantes. Esta máscara te hace ser muy perfeccionista y vivir sentimientos de ira, impaciencia, crítica e intolerancia contigo mismo.
Eres muy exigente y no respetas tus límites. Cada vez que te controlas, que te contienes y eres duro contigo mismo, significa que estás portando tu máscara de rígido.
¿Con qué máscara te sientes más identificado?
Cuando leí el libro de Lise Bourbeau por primera vez hace tiempo, sentí como una revelación, porque pude entender muchas cosas mías y de mis padres.
Como este tema me parece apasionante, lo iré desgranando en varios artículos y en ellos hablaré de cómo se sienta o baila o hace otras actividades cada máscara; la relación entre la herida y el progenitor con el que la herida se creó; los miedos típicos y hasta el aspecto físico de cada máscara.
Espero que disfrutes leyendo sobre este tema tanto como lo hice yo en su día. Conocerse a uno mismo es clave para la sanación de nuestras almas y el vivir a gusto, en paz y en armonía con uno mismo en esta vida.
Buen día. Buena vida.
Vero.
(bibliografía, Las cinco heridas del alama que impiden ser uno mismo de Lise Bourbeau)
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